5.23.2013

Confesiones del Infierno al Mundo Contemporaneo - Advertencias del Mas Alla II


Continuacion:

EXORCISMO DEL 14 DE AGOSTO DE 1.975Contra Judas Iscariote (alma condenada)

J – ¡Si yo la hubiese entonces escuchado! (apunta para arriba). Ella estaba cerca de mí (gime con una voz horrible).
E – ¿Quien estaba cerca de ti? Habla en nombre (...).
J – Ella, la de arriba (apunta para arriba), mas yo la rechacé.
E – Continúa, Judas, ¡di lo que tienes que decir en nombre de la Santísima Virgen! ¡Di la verdad y sólo la verdad!
J – Yo soy el mas desesperado de todos (gime).

DESCENSO DE JESÚS A LOS INFIERNOS

E – Judas, ¡ahora tienes que irte!
J – ¡No! (gime).
E – En nombre de Esa Reina que tú negaste, en nombre de Nuestra Señora del Monte Carmelo ¡tienes que volver ahora para el infierno!
J – Es preciso que reciten todos los Misterios Dolorosos y el Credo. (Cuando rezábamos Y descendió a los infiernos). Judas exclamó:
J – El descendió... allá abajo, ¡Él fue!
E – ¿Cristo fue al Limbo? Di la verdad en nombre (...).
J – El descendió hasta el infierno y no apenas hasta el Limbo, donde las almas esperaban.
E - ¿Por qué es que Él fue hasta el infierno? Di la verdad en nombre (...).
J – Para mostrar que también murió por nosotros.* Eso fue terrible para nosotros. Él fue al reino de la muerte, mas fue también al infierno... realmente al infierno. Fue preciso que Miguel y los Ángeles nos encadenasen para impedir que nos precipitemos sobre Él (apunta para lo alto y gruñe) No me gusta hablar de esto, ni siquiera de oírlo, fui culpado de traición a Cristo. Es necesario que cantéis: “Te veo Jesús silencioso...” y: “Como me arrepiento de mis pecados”. Estas dos estrofas y enseguida una estrofa del Cántico Stabat Mater: “La Madre de Cristo, de pie, junto a la Cruz”. (las personas presentes entonan los cánticos).
J- (Durante los cánticos, suelta gritos horribles de desesperación): ¡Si me hubiera arrepentido! ¡Si me hubiera arrepentido!
*Jesús murió por todos los hombres, Y Judas, un alma condenada, es el que está hablando, no es un demonio, como en el caso anterior de Akabor.

LUCHA CONTRA JUDAS

E – Judas Iscariote, nosotros Sacerdotes, te ordenamos, en nombre de la Santísima Trinidad, ¡que regreses para el infierno!
J – No..., no quiero irme (gime). Estoy muy bien en esta mujer. En gran parte ella está obligada a participar de mi desespero.
E – Judas, en nombre (...) apártate de ella, y ve para el infierno, para la condenación eterna, donde es tu lugar, en nombre (...).
J – Más yo no quiero.
E – Sal Judas Iscariote ¡en el nombre de Dios!
J – Ella (apunta para arriba), todavía ahora tendría piedad de mi, si pudiese. ¡Ella me amó, Ella me amó! ¿Sabes lo que ello significa? (gime angustiado).
E - Grita tu nombre, Judas Iscariote, y vete en nombre (...).
J – Yo se que Ella me amó (murmura penosamente).
E – Tú no quisiste, tú no le obedeciste. Ella quería salvarte para la Eternidad, para el Cielo. Ella deseo lo mejor para ti. ¡Ahora vete, en nombre de Nuestra Señora de Fátima!
J - ¡No! (grita lleno de desespero).
Judas Iscariote, grita tu nombre y vete, vete ahora, para el infierno, en nombre del Salvador Crucificado, que tu traicionaste, en nombre de sus sufrimientos, en nombre de Su Agonía en el Huerto de lo Olivos.
J – Es preciso recitar tres veces: Santo, Santo, Santo...”.
(Las personas presenta lo recitan y cantan): ¡Bendice a María!) En cuanto eso, Judas grita con una voz terrible: “¡No! ¡No!”.
E – ¡Nosotros te lo ordenamos en nombre de la Santísima Trinidad (...)! (Judas arranca la estola del Padre).
J – ¡No! (con una voz terrible).
E – En nombre de la Santa Patrona de esta mujer, ¡vete ahora, Judas Iscariote!
J – Entiende que por todas las reliquias “en la mesa”. ¡Ninguno me obligará a irme tan fácilmente! Yo soy el... (Suelta un gemido terrible)
E – ¡En nombre de los crueles sufrimientos de Nuestro Señor Jesús Cristo (...)!
J – Yo no quiero irme ahora, ¡no quiero! Déjenme, déjenme (horribles aullidos).
E – ¡Es Nuestra Señora de la gran Victoria quien te lo ordena!
J – ¡Si yo hubiera escuchado!
E – Nosotros te ordenamos en nombre de la Santísima Virgen, de la Iglesia Católica...
J – Eso no sirve de nada (gruñe con una voz cavernosa).
E – ¡En nombre de la Santísima Trinidad (...)!

LA REALIDAD DEL INFIERNO

J – ¡Si yo no hubiera perdido la esperanza! ¡El infierno es horrible! ¡Si yo no hubiera perdido la esperanza! (gritos de desespero, que meten miedo).
E – La Santísima Virgen te ordena que te marches ahora ¡en nombre del Crucificado, en nombre de la Preciosísima Sangre!
J – ¡Déjame quedarme por unos momentos en esta mujer!
E - ¡No! Sal, en nombre de todos los Santos Apóstoles, en nombre (...).
J – No quiero, no. No...(Berrea con una voz llena de odio)..., mas ellos llegarán en breve (se refiere a los espíritus infernales).
E – Vete ahora, Judas Iscariote, en nombre de Nuestra Señora de Monte Carmelo. Ella te ordena que te marches para el infierno, ¡para la condenación eterna!
J – (sus gritos prolongados conmueven): ¡No! ¡No!... (Gime con voz terrible y emite sonidos de desespero).
E – En nombre de los Siete Dolores de María, en nombre de la Santísima Trinidad... ¡Vete para el infierno!
J – ¡Yo no quiero, no quiero! (berra horriblemente)
E – En nombre de la Sanísima Trinidad, de la Inmaculada Concepción, Madre de Dios, ¡Nosotros te ordenamos que regreses junto a Lucifer!
J – (con voz arrastrada y lastimosa): ¡No! (Y su grito es horrible y desesperado). ¡No!, ¡No! Ellos también no me quieren en el infierno. (De repente Judas Grita con desespero) ¡Lucifer Socorro! (los sacerdotes recitan un nuevo exorcismo).
E – En nombre de la Santísima trinidad, ¡nosotros te ordenamos, que te vuelvas al infierno para toda la eternidad!
J - ¡Espíritus infernales ayúdenme! ¡Ayúdenme para que yo no sea obligado a irme! ¡Despáchate, Akabor! ¡Ayúdame...despéchense! (gime quejoso)
E – Judas Iscariote, vete en nombre (...).
J – Lucifer, tu que me mandaste ¡tienes por lo tanto que ayudarme!
E – Nosotros te ordenamos, Judas Iscariote, en nombre (...)
J – (Grita desesperado): Ellos vienen...van a llegar en breve... ¿Saben como les temo, saben? (se refiere a Lucifer y a sus ayudantes).
E – Nosotros, los sacerdotes de la Iglesia Católica, nosotros te ordenamos, en nombre de la Santísima Trinidad, de la Santa Cruz, de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios (...) ¡vete Judas Iscariote!
(En ésta altura los Sacerdotes recitan tres veces: “Santo, Santo, Santo...” en la Gloria del Padre. En este momento, Judas, por la boca de la poseída, habla con voz de hombre).
J – ¡No! OH, OH (gime)... ¡Si nosotros pudiéramos matar ya! Como nos gustaría hacerlo. Ya hace mucho que decíamos que ella debería ser muerta (se refiere a la poseída).
E – Nosotros te ordenamos, en nombre de la Santísima trinidad, que no la mates. Apártate ahora, apártate en nombre (...) ¡y especialmente San Miguel!
J – ¡No! San Miguel, tu no debes... (Aúlla como un animal y suelta gemidos horribles) ¡Ellos ahí vienen...Ellos ahí vienen!
E – En nombre de la Santísima Trinidad...Grita tu nombre, Judas Iscariote, y ¡vete!
J – Yo...! Ellos ahí vienen! ¡Yo...Judas...Iscariote!...Yo Judas Iscariote, tengo que irme, ¡tengo que irme! ¡Tengo que ir...tengo, tengo, tengo! ¡Ellos ahí vienen...Ellos ahí están! (grita con una voz de miedo). ¡Están ahí los espíritus malignos! (llora)... ¡Lucifer, lucifer! ¡Vete afuera Lucifer!...Tengo miedo de ti, vete afuera (grita con una voz terrible).
E – Vete ahora, Judas Iscariote, en nombre...
J – ¡Él viene...él viene...!
E – En nombre de la Santísima Virgen, ve para el infierno, para siempre, y ¡nunca más vuelvas!
J – Ellos ahí vienen...Ellos ahí están... (Grita y gime horriblemente). ¡Tengo que irme! ¡Ellos me reciben!
E – En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, ¡Grita tu nombre y parte!
J – Ya lo grite. Yo Judas Iscariote, tengo... que irme. “¡Judas Iscariote!” (Fueron quince gritos prolongados, horribles, capaces de abrir el ama)... ¡No...No...No...No quiero irme!
E – Nosotros te ordenamos en nombre de la Iglesia Católica, en nombre de La Santísima Trinidad (...).

EL INFIERNO ES MAS HORRIBLE DE LO QUE SE PIENSA

J – ¡Ho, este desespero! ¡Este desespero horrible! No pueden imaginarse como el infierno es cruel. ¡No se hacen la mínima idea de como da miedo allá abajo! ¡No saben como es!
E – La culpa fue tuya, vete Judas Iscariote, en nombre (...)
J – (grita y suspira): ¡Tengo un lugar horrible! Un Canto horrible, allá abajo. OH... OH! ¡Vive honestamente! ¡Vive honestamente!... ¡Es pavoroso!... Por amor al Cielo deben hacer todo por alcanzar el Cielo, aunque para ello tengas que ser torturado por instrumentos de suplicio durante mil años (grita).
Escuchen, debo decir todavía esto: ¡Si tuviese que pasar mil años de suplicio, aguantad, aguantad! ¡El infierno es terrible!, ¡es terrible. Nadie sabe como es el infierno es horrible. Es mucho mas atroz de lo que piensan... ¡da miedo y es pavoroso! (Judas pronuncia estas palabras con una voz que hace temblar, entre cortada, de un desespero indiscutible).
E – En nombre de Jesús, ¿as dicho todo ahora?
J – Tengo todavía que agregar una cosa, mas preferiría no hacerlo: hay tantas personas... que ya no creen en el infierno... mas... mas... (amenazador)... ¡Él existe! El infierno existe. ¡Es horrible!
E – Si el infierno existe.* di solo la verdad, en nombre (...).
J – OH... él existe... ¡el infierno!, ¡Da temor!, tengo que irme en breve, mas tengo que decir todavía esto (grita y gime como un animal).
E – Mas ahora, es preciso que te marches, En Nombre (...) ¡sal de esta mujer!
J – ¡El infierno es más temible de lo que se piensa...! ¡El infierno es mucho más horrible de lo que se piensa...! ¡El infierno es mucho mas horrible de lo que se piensa...! (Sus gritos son ensordecedores)
E - Habla, en nombre (...).
J – (Grita y gime): si yo pudiese todavía volver a atrás... ¡si todavía pudiese volver atrás!... ¡OH...OH!
(Llora de una manera inexplicable).
E - Sale de esta mujer, ¡sale, en nombre (...)!
J – ¡OH! Yo no quiero ir para abajo. Tengan piedad... ¡Déjenme continuar en esta mujer!
E - ¡No!, ¡No! En nombre (...) ¡vete afuera!
J – (gime): Estaba muy bien en ella. Es que así ella tendría que cargar con gran parte de mi desespero. Déjenme estar todavía en esta mujer... Es horrible para mi. Para mi es horrible estar en el infierno (gime con voz ahogada), ¡OH!, ¡déjenme quedarme en esta mujer!
E - ¡No!, en nombre (...).
J – Ella todavía puede aguantarme (con un inmenso desespero). Ella puede muy bien aguantarme.
E – Sal de ella, en nombre (...).
J - ¡Que piensan!... ¡allá abajo es mucho mas horrible!... ¡OH! ¡OH!! (Gime). Díganle esto...díganle esto todos los jóvenes, a todos los heréticos, absolutamente a todos: El infierno existe. (La voz es penetrante, capaz de causar escalofríos). ¡OH! (grita), ¡“inmundo” horrible! ¡Si hubiera escuchado a La Virgen y no me hubiese pasado la cuerda alrededor del cuello! Si hubiera mantenido la esperanza. Si no la hubiera perdido (habla con una voz desesperada...) Mas todos dicen eso, todos los condenados dicen lo mismo cuando llegan allá abajo. Mas, entonces es demasiado tarde, solo creen cuando ya es demasiado tarde.
E – Vete, ¡en nombre de la Santísima Trinidad, en nombre de todos los Santos, Ángeles y Arcángeles y del Arcángel San Miguel!
J – Miguel es terrible para nosotros. ¡Miguel es terrible! (grita con voz odiosa).
E – Vete en el nombre del Santo Cura de Ars, en el nombre de todos los Santos exorcistas y en el nombre de la Iglesia Católica.
J – (grita): ¡JU-DAS IS-CA-RIO-TE! ¡Tengo que partir! (suelta un ruido terrible).
E – Ahora vete Judas Iscariote, en nombre de la Santísima Trinidad, vuelve para el infierno para siempre, ¡vuelve para la condenación eterna!
J – Ellos ahí vienen, ahí vienen (gime y llora lleno de desespero) Ellos ahí están... Adiós... Adiós…, felices hombres... ¡felices! Me voy... porque a eso me obligan. (Llora y lanza rugidos de dentro de su alma).
E – Nosotros te ordenamos, en nombre (...) ¡vete para el infierno!
(Ruge desesperado como un león): ¡Voy! ¡JU-DAS IS-CA-RIO-TE!
E – Sale y ve para el infierno, en el nombre (...).
J – (lanza gritos penetrantes, ofensivos, desesperantes, de repente, apunta para arriba con el dedo y dice): Ella todavía me concede un corto espacio de tiempo.
Su misión de poseída, aun no está terminada.
• La existencia del infierno es un dogma de la Iglesia definido en el IV Concilio de Latráo (1.215) y explicado en muchos documento del Magisterio.

Continua....

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