Señor, a ti clamo triste y desamparado del mundo, yo imperfecto por mis obras ante tí, te ruego, me protegas en estos días, como te amo y no pude ser instrumento tuyo en los primeros tiempos, me ofrezco como víctima propicia y instrumento de estos últimos tiempos.
Lavamé, pruebame como el crisol, purifícame y cuando este preparado, dame el don pleno de tu espíritu.
Dame la gracia de protegerme y ampararme por tu preciosa sangre. Y acordándote de la súplica del ladrón que fué crucificado junto a tí, hazme merecedor por tu misericordía de tu protección. Concedeme la grácia de ser tu instrumento de los últimos días.
Amén.
VerdadesCristianas
Por: Cristobal Aguilar.
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